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Hubo una época en la que las papas soufflé eran una opción más entre las fritas argentinas: uno podía elegir entre bastón, pai, rejilla, soufflé y más opciones. Pero eso ya fue. Ahora vivimos la tiranía de la papa bastón, a veces más gruesa, a veces más fina. Cada tanto, algún lugar ofrece la emblemática noisette, siempre acompañada de un pollo al ajillo o con crema de champignones. Como guarnición tuvo su tiempo de gloria en la cocina porteña, traida por inmigrantes gallegos que antes de llegar a la Argentina aprendieron esta técnica en restaurantes de Francia, y hoy esta delicia merece seguir presente en las elecciones para la mesa sabiendo dónde es mejor pedirlas.

¿Dónde comer las mejores papas soufflé?

El Palacio de la Papa Frita.
Para encontrar hoy una papa soufflé de buen diámetro, inflada y crocante (efecto que se logra gracias a una doble cocción, primero en aceite a fuego moderado y luego en aceite bien caliente), será necesario ir al hogar mismo de estas papas: el Palacio de la Papa Frita. Muchos se quejan que el lugar es caro para lo que ofrece, y tienen razón. Otros aseguran que le fallan mucho al punto de cocción de la carne, y eso también es posible. Pero, al menos en nuestra visita, las papas soufflé salieron tal y como deben salir. Ricas, lindas, viciosas.
Av. Corrientes 1612. Centro.
Tel. 4374-8063

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