Aunque los argentinos nos deleitamos con las picadas, la tradición española de la comida en miniatura es un culto que supera el desafío de adaptar la comida a pequeños bocados. Salir de tapas implica una buena actitud para recorrer distintos bares y a asumir estar dispuesto a un alto índice de socialización. Tradición española que tiene larga data, se expande a numerosos rincones por fuera de su tierra natal y gana adeptos en las ciudades del mundo.
Bajo el lema #aquisetapea, el Día Mundial de la Tapa (15 de junio) resultó en una excusa, ni más ni menos, que para celebrar la gastronomía a pequeña escala con grandes sabores. Unas 35 ciudades de distintos países, entre ellas este año 2017 por primera vez la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de Buenos Aires Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica, acompañan a los festejos que se organizan en España para invitar al comensal a disfrutar de las tapas más diversas y curiosas.
Bastante más de medio centenar de establecimientos se subieron al desafío local de diseñar novedosas tapas en la semana comprendida entre el 15 y 17 de junio, incluyendo una bebida. Algunos hicieron sus elecciones por la cocina bien tradicional; otros se inclinaron a seducir con creaciones un tanto más originales. Todas las propuestas fueron evaluadas por un jurado de expertos y, aunque difícil tarea (y tanto envidiable), llevaron a una terna de finalistas a tres de las mejores de todas las que probaron. Los que subieron al podio fueron La Mar, Fleur de Sel y el ganador del premio mayor (un viaje a España), Freud & Fahler. Su cocinero, Pol Lykan, fue el mentor del prensado de conejo, que combinó con ciruelas, pickles de semillas de mostaza, almendras, velo de gin y fondo de res. Sin dudas, una explosión de sabor al paladar.